Soy un sentimiento muy poderoso, soy fuerte y lleno de maldad. Habito en medio de tu corazón, sin importar la edad. Mi principal objetivo es destruir tu relación con Dios y con la de los demás. Hago que te sientas más importante que todos los que te rodean, soy yo quien provoca que siempre estés molesta con tu esposo o esposa, por mi expresas palabras de desagrado cuando a otros les va mejor que a ti.
Yo he puesto enemistad entre tú y Dios, entre tú y tus amigos. Yo te provoco malos pensamientos, por mi algunos han llegado a asesinar. Cuando alguien te menciona mi nombre, yo soy tan fuerte que hago que te llenes de argumentos, de razonamientos y que niegues que yo habito en ti. Si cometes un error jamás permito que te sientas cómodo pidiendo disculpas, reconociendo tus errores o dándole preferencia a otra persona.
Yo quiero ocupar un lugar de supremacía en tu vida. Por mi te dedicas a juzgar a los demás, no te relacionas con los que no piensan como tú por mi causa, te he enseñado a no reconocer ni el más mínimo error, te he enseñado a no pedir perdón, te he enseñado a actuar siempre buscando solo beneficios para ti, sin importar el de los demás. Yo te produje ese odio hacia tu hermano.
Yo te engendré que nadie hay más importante que tú, solo tú vales. Si quieres saber mi Nombre; Me llamo ORGULLO.
El orgullo es una condición de toda la humanidad. Nada nos protegerá de ello, ni la edad, las habilidades o la experiencia. El orgullo no es un sentimiento noble, porque hace pensar a una persona que es más de lo que realmente es, le hace sentirse superior a otros y le hace creer que todos debieran rendirle honores por aquello que en su mente se ha creído de sí misma. Y por supuesto que con el orgullo sucede como con el mal aliento, que el que lo tiene no se da cuenta de que lo tiene, sino los que se le acercan. Y como consecuencia del orgullo las relaciones interpersonales se dañan y sobre todo la relación más importa que es con Dios se ve trágicamente afectada, separándonos de Él.
La buena noticia es que podemos corregir ese tan grande mal de nuestro corazón con la ayuda de Dios, escuche bien; con la ayuda de Dios solamente. ¿Y usted se preguntará como lo hago?
Realícese un auto examen con toda sinceridad hacia su persona y si se siente identificado con lo que relata la historia, entonces usted tiene orgullo.
Ore a Dios y con la mayor honestidad de su corazón cuéntele su problema, recuerde que él es nuestro padre y está dispuesto a ayudarnos porque nos ama y como un padre anhela lo mejor para sus hijos, el desea que todos seamos libres de este mal que nos separa de Él.
Viva continuamente delante de la presencia de Dios, el no depender de Él también nos hace orgullosos, entonces busquemos diariamente su presencia mediante una comunión constante y cerremos toda puerta al orgullo
Cita Bíblica para meditar: Romanos 12:3. Ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado. (NTV)
Escrito por Liz Acosta | e-mail:lizscarleth070191@gmail.com