Después de estar fuera de su país por meses Sarah regresaba a casa. Ella desde edad muy temprana había crecido con sus abuelos y tíos. Y ese día de regreso a su hábitat sintió un deseo enorme de un abrazo acogedor.

Ella cuenta: Después de haber viajado durante cinco horas, baje de aquel avión con una extraña sensación en mi Corazón. Me sentí sola y triste y lo único que anhelaba era que alguien me abrazara tan rápido como fuese posible.

Sarah comenta que llegando a casa de su tío, como si este le hubiera leído el pensamiento, al verla con gran emoción, este le regalo un abrazo fuerte y con gran alegría le expreso que estaba contento de volverla a ver.

Ella recuerda ese momento tan especial, sintió en su alma el poder de un abrazo que contrarrestaba la soledad que sentía y la tristeza que la agobiaba.

Reflexión:

Que saludable es un abrazo. Especialmente cuando estamos pasando por una situación difícil. Ese contacto físico tan necesario en situaciones complejas de la vida, en las que no existen palabras que puedan tranquilizarnos y brindarnos calma y serenidad. Un genuino abrazo, sirve como medicina que reaviva nuestro ánimo y energiza nuestro espíritu.

Nos recuerda, además, que no estamos solos y que hay gente que camina con nosotros en medio de la adversidad. Abrazar es una maravillosa forma de dar amor a los que nos rodean. Es acariciar el alma de quien tenemos cerca. En fin, un abrazo tiene la capacidad de hacer la diferencia entre el espíritu angustiado y uno de paz; entre el corazón desesperanzado y uno lleno de aliento y energía, entre una vida que ha perdido la esperanza y otra que continúa luchando con coraje y determinación.

Parece algo simple y cotidiano pero desconocemos la plenitud que nos proporciona este. Todos funcionaríamos mejor si durante el día abrazáramos o nos dejáramos abrazar.

Dios se especializa en abrazos; La Biblia dice que Él nos cubre con sus plumas y que debajo de sus alas estaremos seguros (Salmo 91:4) Y El cada día nos abraza para que sintamos su amor y protección en medio de las complejidades que enfrentamos.

Así que corramos hacia los brazos de Él y abracémoslo nosotros también. No nos olvidemos de abrazar a aquellos que amamos, pero tampoco olvidemos que en el mundo hay muchas vidas sin amor que están esperando el abrazo de un Corazón humano.

Escrito por Liz Acosta | e-mail:lizscarleth070191@gmail.com