Selvin Martinez

Cuando estudiaba en la escuela primaria, recuerdo que siempre íbamos a ver las tortugas. Nos gustaba ver como caminaban y también ver los movimientos de sus cabezas. Sobre todo nos gustaba agarrarlas. La sorpresa que nos llevábamos era que cuando nos acercábamos para agarrarlas, escondían su cabeza en su caparazón. También tuve la oportunidad de sentir el mal olor que despiden los zorrillos.

Cuando la tortuga se ve amenazada o en peligro, ella silenciosamente se esconde en su caparazón hasta que la amenaza haya pasado. En cambio el zorrillo cuando está en problemas o se siente amenazado, todo mundo se da cuenta, porque deja un olor fuerte que se puede sentir desde una larga distancia. Ambos animales actúan de manera diferente.

¿Cuándo usted se encuentra en problemas, actúa como tortuga o como zorrillo? Quizás le parezca un poco fuerte la pregunta, pero lo que quiero lograr, es que, podamos reflexionar respecto a como actuar cuando tenemos conflictos personales.

Hay personas que cuando tienen problemas en sus vidas o familias, se lo cuentan a todo mundo. Al final como resultado, lo que obtienen, es que todos se den cuenta de su situación y muchas veces sin ayuda para resolver dichos problemas. Así como el zorrillo deja un mal olor cuando está en problemas, así actúa la persona que le cuenta sus problemas a todo mundo. Todos se enteran que está en problemas. Al contrario del zorrillo, deberíamos de actuar como lo hace la tortuga. Ella cuando está en problemas, se retira silenciosamente y se esconde en su caparazón.

Hay muchas personas, que sé, que actúan como la tortuga. Mejor dicho, deberíamos actuar así siempre cuando estemos en problemas. En vez de contarle a todo mundo lo que nos pasa, deberíamos refugiarnos y contárselos a Dios. Guardar silencio y orar es lo mejor que podemos hacer.

Una persona que no cuenta a todo mundo sus problemas, actúa con prudencia, madurez y fortaleza emocional. Particularmente he aprendido, a que, como la tortuga, retirarme en silencio y en vez de contarle mis problemas a la gente, prefiero contárselos a Dios. Él no se los cuenta a nadie, no me juzga, me entiende y me ayuda a resolverlos.

La tortuga sale de su caparazón hasta que la amenaza haya pasado. Cuando ya no se siente en peligro. Los seres humanos deberíamos contar nuestros problemas, hasta que ellos hayan pasado, para que en vez de ser problemas, se conviertan en testimonios para ayuda de otros.

Cuando pase problemas o situaciones difíciles, refúgiese en Dios. Espere en El. Confiado, que Él lo ayuda siempre. No hable antes de tiempo. La tortuga no saca su cabeza antes de tiempo. Cuando todo haya pasado. En vez de decir, tengo un problema. Dirá:¡

Wow! Dios es bueno. Yo pase este problema y El me ayudo. En vez de problema, se convertirá en testimonio.

La próxima vez que esté pasando un problema, conflicto o situación difícil, recuerde lo que la tortuga y el zorrillo hacen. Y trate de actuar como lo hace la tortuga, en vez del zorrillo. Recuerde, la tortuga se esconde, hasta que todo haya pasado. El zorrillo todo mundo se da cuenta que está en problemas. Por eso, no le cuente sus problemas a todo mundo. Guarde silencio y cuénteselos a Dios. La gente rara vez ayuda a resolver sus problemas. En cambio Dios, siempre le ayuda a solucionarlos. Guarde silencio ante las situaciones difíciles.

Aprendamos de lo que estos dos animales nos enseñan. Autoevaluémonos y veamos si somos de las personas, que le contamos a todo mundo nuestros problemas. O nos refugiamos en Dios, guardando silencio, hasta que El haya obrado. Para que en vez de problema, se convierta en testimonio y pueda ser de ayuda a otros. Usted sabe como ha sido, como es y como quiere seguir siendo.


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