Selvin Martinez

Los Cambios verdaderos son aquellos que surgen desde nuestro interior hacia nuestro exterior. Es necesario cada día escudriñarse el corazón, pedir a Dios que muestre que áreas no están en total sintonía con El. Así nuestras acciones van acompañadas de sinceridad y de la actitud correcta.

Es interesante como un rey de Jerusalén que hacía lo recto ante Jehová su corazón no era a totalidad sincero. Y esto lo podemos estar pasando nosotros en nuestra relación con Dios.

Amasias, cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y veintinueve años reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadan, de Jerusalén. Y el hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no como David su padre: hizo conforme a todas las cosas que había hecho Joas su padre. (2 Reyes 14: 2-3)

Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón. (2 Crónicas 25:2) Otras traducciones dicen: Los hechos de Amasias fueron rectos a los ojos del Señor, pero no se portó con total sinceridad.(DHH)

Quiero que enfaticemos en esta parte del versículo. El verso dice: Aunque no de Perfecto corazón y es que mientras estamos viviendo nuestra vida nueva en Dios podemos estar realizando las cosas que a Dios le agradan, pero no hacerlo con un corazón sincero.

Usted y yo podemos estar sirviendo a Dios en cualquier área, predicando, ayudando a otros, donde usted se imagine pero que de su actitud ¿Está siendo la correcta?.

La palabra de Dios en 1 Samuel 10:9 habla de que, a Saúl, Samuel le unge como rey, pero acontece algo muy interesante, el versículo dice: …Aconteció luego, que, al volver el la espalda para apartarse de Samuel, le mudo Dios su corazón (Le cambio Dios el corazón) y todas esas señales le acontecieron. Fue necesario un cambio para que Saúl pudiera desempeñar lo que Dios quería que hiciera y con la actitud correcta.

¿Usted se preguntará, pero Si estoy haciendo algo que es para Dios que tiene que ver lo que estoy sintiendo o guardando en mi corazón? ¿Bueno, sencillo no le agradamos y estamos haciendo las cosas a medias para El, solo un cincuenta por ciento, pero que de lo otro? Recordemos que estamos llamados a amarlo con toda nuestra mente, toda nuestra alma y toda nuestra fuerza, sin excepción alguna. O Todo o Nada.

Dios no es un Dios a medias, si le vamos a agradar, busquemos siempre su voluntad y aprobación, y preguntémosle: ¿Señor en que debo mejorar? Él es nuestro padre y como un padre corrige a su hijo para que este no se pierda, el desea que tú y yo seamos corregidos para que vivamos agradando al que es digo de toda gloria y honra.

Escrito por Liz Acosta | e-mail:lizscarleth070191@gmail.com